(Je, aún me acuerdo de los números romanos mayores que tres)
Menos mal que ya es viernes, porque esta semana se me ha hecho (todavía se me está haciendo) de lo más larga. En fin, sigamos con el relato.
Como dije, me vi con necesidad de ir a hacer una visita a Toto-san, asi que fui al WC más cercano a donde estábamos. Allí me econtré con el problema que sabía que tarde o temprano tendría que aparecer inevitablemente: los WC japoneses.
A ver, en España también tenemos cosas de esas, no tan comúnmente utilizadas pero vamos, que no me pillan de nuevo. El cagadero Español no es más que una losa, con un par de plataformas en las que apoyar los pies y un agujero en el centro, para cagar de cuclillas.
El WC japo es parecido, pero en lugar de ser una losa cuadrada con el agujero es algo parecido a un urinario pero en posición horizontal. Si buscáis un poco por el internete seguro que encontráis alguna foto. De todos modos, ya me esforzaré por colocaros alguna.
A pesar de que sabía que ese día llegaría y que había leido documentación diversa sobre su uso, las dudas no hacian más que asaltar mi mente. ¿Cuál sería la orientación correcta? ¿Era seguro del todo? ¿Quién me aseguraba que, mientras estuviera de cuclillas con los pantalones bajados, no me los mancharía?... Era tal mi sufrimiento que estuve a punto de pedirle a alguien que estuviera fuera que, por favor, me enseñara a cagar de forma adecuada. Obviamente no lo hice, ya que no quería hacer que nadie se sintiera violento.
Solución: aguantarme. De hecho, tampoco era tan urgente el ir. Es bien sabida mi afición por estos temas, así que quizás fuera una necesidad más psicológica que fisiológica la de ir al WC. X'D
Regresé a la mesa, y aproveché para contarle a Marquitos mi sufrimiento y para echar unas risas al respecto. Mola hablar de estos temas de mierda (nunca mejor dicho) cuando nadie a tu alrededor te entiende. Pero bueno, la conversación duró poco y nos dedicamos con más ímpetu todavía a mirar a las niñas. Era inconcebible en Barcelona aquel panorama.
En fin, tras el descanso seguimos la búsqueda de algún sitio para poder pernoctar el domingo. Nos dirigimos a la zona de Shotengais (distritos comerciales) de Umeda, cercano a la estación de Osaka. En Japón, especialmente en Osaka, los Shotengai son lo más escandaloso que existe, de verdad. Mucha gente, mucho ruido, muchos carteles, muchos pachincos... un infierno.
Nos dirigimos al final a un hotel situado en mitad de todo el meollo, el Hotel Kinki (si, acepto chistes con respecto al nombre, pero cabe decir que "Kinki" es un topónimo). Como muchos otros, según me explicó Marquitos, se trataba de un hotel de dos entradas: una oficial y otra no oficial, por decirlo de alguna manera. Pues nada, entramos por la entrada buena e hicimos la reserva de habitación para el domingo: habitación de estilo japonés por 4500 Yenes.
Los precios, y los números en si, fueron al principio uno de mis principales puntos débiles en lo que al idioma respecta. Si, no estoy acostumbrado a escuchar algo tan tonto como los números, y cuando leo un texto en japonés, cuando aparecen números los leo en castellano... bueno, en un par de dias uno se acostumbra.
A continuación fuimos a buscar algún sitio donde comer, y Marquitos mientras tanto, se intentó poner en contacto con un amigo suyo, un chico catalán que vive desde hace unos 6 años en Osaka y con el que había tenido alguna vez la oportunidad de hablar por el messenger, dado que también tenemos una amiga japonesa en común.
[busqueda de sitio para comer, izakayas cerradas y demás ]
Pues bueno, al final nos metimos en un pequeño establecimiento. La forma de encargar la comida era comprando un tiquet en una máquina que habia a la entrada. Luego la camarera te recogía el tiquet y a los pocos minutos te traían lo que habías encargado. Yo pedí arroz al curry.
Si, el de hoy es corto. No tenía muchas ganas de escribir.
Ah, he aprovechado para ponerle un título con un cierto toque de subnormalidad al blog. No me acababa de convencer lo de Shinryaku Keikaku... :P
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