Día dos (III): El castillo de Osaka

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jueves, noviembre 23, 2006

Día dos (III): El castillo de Osaka

Perdonad, queridos fanes. Estos dias he estado liado y con cierto nivel de perrismo así que no he podido actualizar esto. En fin, sigamos por donde lo dejamos:

Llegamos a la estación del castillo de Osaka y salimos a la plaza que había delante. La plaza se veía rodeada por un montón de rascacielos. Era como si aquel lugar fuera una especie de pulmón verde de la ciudad o algo así.

Según íbamos bajando las escaleras que llevaban de la estación a la plaza, podíamos divisar al fondo una especie de estadio deportivo o algo así. No acabo de tener muy claro de qué se trataba, aunque tampoco puedo decir que investigara demasiado al respecto. Aproveché entonces para enchufarme las gafas de sol y así adquirir más pinta de guiri si cabía.

Para acceder al castillo había que torcer a la izquierda al final de la plaza, y luego volver a torcer a la derecha siguiendo una especie de estanque. Por el parque, antes de acceder a la zona del castillo, no había tampoco demasiada gente. Había gente haciendo actividades propias de una mañana de fin de semana; además el tiempo era bastante bueno e invitaba a estar al aire libre:
había gente paseando al perro, montando en bicicleta, haciendo fútin.

Nos encontramos un pequeño grupo que estaba practicando Yosakoi, un baile bastante chulo del cual no tengo muchas ganas ahora de explicar detalles.

Cerca de ese grupo, escuchamos ruidos de algún partido de algo. Nos asomamos tras unos setos que habían y, efectivamente, se estaba celebrando un partidillo de béisbol en un campo de tierra que tenían destinado para tal efecto. Allí en Japón, el béisbol es bastante popular. Ahora es cuando está comenzando a despuntar el fútbol, pero todavía tiene mucho camino que andar si pretende desbancar el dominio que tiene el béisbol.

Me llamó la atención que, mientras esperaban a que el lanzador lanzara la bola (o quizás fuera otra situación distinta), todos los jugadores comenzaban a pegar gritos como queriendo indicar que estaban preparados en sus posiciones, pero lo hacían de una forma tan monótona y repetitiva que al final resultava ridículo y no tuve más remedio que partirme de risa escuchándolos gritar sin ningún sentido aparente.

Abandonamos la zona y proseguimos rumbo al castillo. No mucho que destacar... ahora. Era la primera vez que veía puertas y demás construcciones así con un aspecto más tradicional de extremo oriente. Llegamos a la base del castillo e hice como pude las fotos de rigor.

El castillo actual no es el original. Al parecer se trata de una reconstrucción, pero tampoco indagué más en detalles. Si queréis saber más os vais a la wikipedia, que es gratis majos. Se podía subir y todo al castillo, pero la verdad, ni a Marquitos ni a mi nos apetecía, así que preferimos dar un vistazo al parque presidido por el 大阪城 Ôsaka-jô.

El parque estaba lleno de familias, de turistas (sobre todo coreanos) y de gente que hacía cosas para que les echaran dinero: desde un tio disfrazado como el muñeco-payaso del famoso "kuidaore" (luego explicaré qué quiere decir esto) hasta una tia vestida con una armadura de samurai, pasando por un tio que le hacía putadas a un mono en medio del parque.

Otra categoría era la de los monjes, cubiertos por un gran sombrero que les ocultaba el rostro y sujetando un pequeño cuenco con ambas manos para recaptar las limosnas. Estos eran respetables.

Por los alrededores del parque circulaba un pequeño trenecito de estos cursiles para guiris que hacía un recorrido turístico por el mismo. Pasé de montar: todavía guardo un mal recuerdo de cuando me monté en uno de estos trenecitos estando en Burgos.

Adentrándonos más por el parque, había una zona que era algo así como un templo o algo. Allí había un montón de guiris (quizás fueran gabachos) sentados en unos bancos delante de un autobús. Uno de ellos iba vestido de novio al estilo japonés, por lo que seguramente se tratara de alguna boda mixta. Si no hubieran sido gabachos quizás hubiéramos intentado colarnos de gorra en la ceremonia y en el convite, pero conociendo a los gabachos y conociéndonos a nosotros mismos, decidimos seguir por nuestro camino... ¡¡¡hasta nos aguantamos las ganas de tirarles piedras!!!

Empezó a entrarnos un poco de gusa y estuvimos mirando a ver si encontrábamos algún sitio interesante entre la multitud de tenderetes de comida que habían por allí, pero ninguno no acababa de convencer, así que decidimos abandonar la zona del castillo.

Al dirigirnos hacia la salida vimos el skyline que teníamos frente a nosotros, todo lleno de rascacielos. De repente me percaté de un avión que, como la mayoría de los que sobrevuelan Osaka, se ve demasiado cerca. Este avión se cruzaba en el horizonte con un rascacielos. Mi mente perversa me ordenó hacer una foto, pero llegué demasiado tarde y no pude reflejar la imagen que buscaba... :'(

Antes de volver a la estación del tren decidimos pasarnos de nuevo por la zona de deportes. El beisbol había acabado, pero por ahi quedaban algunos que estaban echando un partidillo de fútbol. Aprovechando la pinta de guiris que teníamos y la camiseta de la selección española de Marquitos y su cámara reflex decidimos ir a hacer el gilipollas un poco.

Esto consiste en hacer como si estuvieras observando el juego de los japonesitos, hacer como si tomaras notas y comentaras lo que hace uno u otro y de vez en cuando soltar alguna foto. Misteriosamente, al percatarse de nuestra presencia, la intensidad del juego se vio súbitamente incrementada, todos luciéndose haciendo lo mejor que podían y de vez en cuando mirándonos de reojo X'D. A esta técnica se le llama "hacerse el interesante" o "hacer el capullo", pero es divertido.

Bueno, tras haber hecho un poco el subnormal y habernos reido tanto de ellos como de nosotros mismos, dirigimos a la estación del tren. Recuerdo que, mientras nos acercábamos, un grupo de coreanitas se acercó a un tenderete que tenía un japones que vendía colgantes o algo así. Este hombre se le puso a hablar en coreano a las chicas, que se sorprendieron muchísimo y se pusieron a reir sin creerse lo que escuchaban sus oidos... dios mio, ¿¡habrase visto un japonés hablando coreano!?
- Anda que si me llegan a escuchar a mi... - Le dije a Marquitos
- Te f*llan ahí mismo sin contemplaciones X'DDDDDDD - Contestó
No, no fui tan subnormal como para ir a gritarles "Annyong haseyo!!" a las niñas... que uno tiene su dignidad. X'D

Pues nada, al final sin comer ni nada nos dirigimos a la estación de tren.

Si, hoy me ha salido un post muy flojo y muy mal escrito, pero tras tanto tiempo de apalancamiento no podéis esperar nada mejor :)

Saludos.

2 comentarios:

Sergi dijo...

Mañana, si no me duermo, subo al castillo, aprovechando que los demás pardillos están de exámenes.

Perdón por esta birria de post, es sólo para presionarte a seguir, que ya se nota que estos días estás ocupado con la pereza, ciertamente. :P

pequeño saltamontes dijo...

Oye!!!! que pasa con tu culebrón!!!
No nos dejes a mitad de la serie!
Te debes a tus fans.....

弱肉強食 - jakuniku kyôshoku